Son muchas las propuestas a destinos turísticos, genéricos, en profundidad sobre un monumento, barrio, casco histórico, lugares exóticos, tradicionales, para todos los bolsillos y junto a ellos surge la pregunta: ¿por qué nos gusta tanto viajar?
¡Aventuras para una mente sana y un cuerpo sano!
En breve, es por eso que usted debería viajar.
Está comprobado que salir a conocer nuevos lugares y culturas, que relacionarse con gente de otros países e incluso de otras ciudades o regiones tiene efectos positivos en las personas. Estar en contacto con la naturaleza, visitar museos y monumentos y en general cambiar del entorno en el cual se vive habitualmente tiene efectos positivos y saludables en las personas según lo han dicho algunos psicólogos y médicos.
Viajar para salir de la depresión
Cuando las personas se encuentran en estados de depresión tienden a buscar la soledad y a sumirse en tristezas y pensamientos negativos que pueden llegar no solo a afectar su parte psíquica sino también la física.
Viajar implica entretener la mente en algo diferente porque primero se planea el viaje, luego se prepara, se viaja y se llega a un lugar en el que se conocen cosas nuevas. La depresión tiende a desaparecer, más aun cuando la persona descubre que hay todo un mundo por experimentar y que su problema o angustia eran algo insignificante al lado de tantas maravillas y situaciones que podría estar vivenciando.
Viajar para relajarse
El estrés y la fatiga marcan el diario vivir de muchas personas. Estudio, trabajo, situaciones económicas, en fin, todo aquello que produce ansiedad. Ejercicio, medicación y alimentarse bien hacen parte de esa rutina que se debe llevar para minimizar sus efectos.
Un complemento vital para el relax es viajar. Si estamos cansados de la contaminación, el ruido o tanta gente alrededor, nos vendría muy bien visitar un sitio no solo para descansar sino también meditar, recibir masajes y una excelente atención. Este viaje hará que volvamos con energías renovadas y con toda la vitalidad para continuar con el diario vivir.
Viajar para reconciliarse con uno mismo o con los seres que amamos
Cuando las personas no cambian de ambiente y siempre permanecen en el mismo lugar sea de vivienda o trabajo tienden, en ocasiones, a desarrollar cierta apariencia e incluso actitud de frialdad, conformismo y costumbrismo con aquellas personas que lo rodean. Consigo mismo tiende a volverse egocéntrico o en otros casos despreocupado.
Planear un viaje solo, con la pareja o con toda la familia, puede ayudar a que esas relaciones se retroalimenten, se tornen menos tensas y que haya una mejor cercanía en la que cada uno vea a la otra persona en un escenario distinto y se dé la oportunidad de acceder al otro sin prejuicios.
Viajar es una parte importante de la vida y necesario para la supervivencia.
Tomar un descanso de la rutina diaria alivia el estrés tan sólo aportando un cambio de escenario.
El entusiasmo de prepararse para un viaje puede ser una experiencia de euforia y la anticipación tendrá nuestra mente ocupada y no pensaremos tanto en los pequeños problemas que a menudo parecen más grandes que la vida.
Alejarnos de nuestra experiencia diaria ayuda a poner nuestra vida en el cristal de manera clara y permite volver a definir lo que nosotros consideramos importante.
Los beneficios de alivio del estrés de los viajes son increíbles.
Salir de la rutina te da la posibilidad de descansar y relajarse porque está a kilómetros de distancia, libre de sus responsabilidades. Como mujeres, a menudo descuidar demasiado a nosotros mismas para atender las necesidades de todos antes de la nuestra. Usted no se da cuenta, pero el trabajo, la familia y su rutina diaria pueden extraer la mayor parte de su energía y puede requerir toda su atención.
Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.
(Sir Francis Bacon)